El 19 de noviembre de 1984, San Juan Ixhuatepec, conocido como San Juanico, fue escenario de una de las tragedias industriales más devastadoras en la historia de México. Una fuga en una esfera de almacenamiento de gas LP en el complejo de Petróleos Mexicanos (Pemex), ubicado en Tlalnepantla, Estado de México, desató una serie de explosiones catastróficas que dejaron miles de víctimas y daños irreparables.
El siniestro comenzó alrededor de las 5:40 a.m., cuando la fuga provocó temperaturas superiores a los 1,000 grados Celsius, generando explosiones que se intensificaron durante más de una hora. Entre las 6:45 a.m. y 7:30 a.m., se registraron cinco estallidos consecutivos, afectando gravemente a colonias como Xalostoc, Alta Villa y Chamizal. Las cifras oficiales reportaron 498 fallecidos y más de 4,200 heridos graves, aunque el número real de víctimas podría ser mayor debido al nivel de destrucción y caos.
La tragedia expuso la falta de regulación y planeación en torno a instalaciones industriales peligrosas. La cercanía entre la planta de Pemex y las áreas residenciales, habitadas en su mayoría por familias de escasos recursos, evidenció una negligencia que costó cientos de vidas. Aunque Pemex compensó a las víctimas, no hubo funcionarios detenidos ni un verdadero deslinde de responsabilidades.
A 40 años, San Juanico sigue siendo un recordatorio de los riesgos asociados con el manejo de materiales peligrosos y la importancia de priorizar la seguridad sobre intereses económicos. Aunque la zona se ha reconstruido, las cicatrices físicas y emocionales persisten, y las vías de evacuación siguen siendo insuficientes para enfrentar una emergencia similar.
Esta conmemoración invita a reflexionar sobre la necesidad de aprender del pasado, fortalecer las medidas de protección civil y garantizar la seguridad en comunidades cercanas a plantas industriales. Solo así se podrá honrar verdaderamente a las víctimas y prevenir que tragedias como esta se repitan.