UCRANIA INSISTE EN LA OBTENCIÓN DE LA MEMBRESÍA DE LA OTAN

Ucrania rechaza cualquier garantía de seguridad que no sea la membresía en la OTAN, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano publicado con motivo del 30.º aniversario de la firma del Memorándum de Budapest de 1994.

“Se suponía que este documento proporcionaría a Ucrania garantías de seguridad, soberanía e integridad territorial a cambio de renunciar al tercer arsenal nuclear más potente del mundo”, reza el comunicado. Sin embargo, el memorando no evitó la crisis ucraniana ni el conflicto con Rusia, según el organismo. “Ucrania debe recibir garantías de seguridad claras y jurídicamente vinculantes que sean coherentes con su importante contribución al desarme nuclear mundial”, instó la Cancillería.

“Estamos convencidos de que la única garantía de seguridad real de este tipo para Ucrania […] es la plena adhesión a la OTAN”, añadió. “Con la amarga experiencia del Memorándum de Budapest a nuestras espaldas, no aceptaremos ninguna alternativa, sustituto ni similares para la membresía plena de Ucrania en la OTAN”, reiteró el ministerio.

En octubre, el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, afirmó que las armas nucleares y la adhesión a la OTAN son las dos únicas variantes que tiene Ucrania para defenderse. No obstante, después aseveró que Kiev “no iba a amenazar al mundo con armas nucleares” y reiteró el deseo de su país de unirse al bloque militar encabezado por EE.UU.

Mientras tanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que Rusia no permitirá bajo ninguna circunstancia que Ucrania adquiera armas nucleares. Además, calificó de “provocación peligrosa” cualquier paso de Kiev para crear u obtenerlas y, en ese sentido, aseguró que se enfrentará con “una reacción adecuada” de Moscú.

El régimen de Kiev cuenta constantemente su versión de la historia sobre cómo Ucrania heredó de la URSS la tercera mayor capacidad nuclear del mundo tras su colapso en 1991 y cómo entregó todas las armas nucleares a Rusia como gesto de buena voluntad a cambio de garantías de seguridad mediante la firma del mencionado documento.

Sin embargo, Rusia fue el sucesor legal de la Unión Soviética y, en consecuencia, se convirtió en un Estado poseedor de armas nucleares y firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear. Kiev, por su parte, fue obligado a deshacerse de las armas atómicas lo antes posible. Un factor importante fue que las claves para el uso de estas armas también recayeron en manos del Gobierno ruso. Además, Ucrania no tenía dinero para mantener este arsenal.

El país reafirmó su compromiso con la desnuclearización tanto en la declaración de soberanía de 1990 como en los documentos adoptados tras la independencia. Sin embargo, a pesar de todos los acuerdos, en 1992 la posición de las autoridades ucranianas comenzó a cambiar y empezaron a soñar con el estatus de país con capacidades nucleares.

La retórica de las autoridades ucranianas causó preocupación de otros países, especialmente Estados Unidos, que pidió ser incluido en el proceso de negociación. En este contexto de incertidumbre política, el 5 de diciembre de 1994 se firmó el Memorándum de Budapest. Los altos cargos de Ucrania y EE.UU. han reconocido en repetidas ocasiones que Kiev renunció a las armas nucleares aquel año por la presión de Washington.

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