Las tensiones diplomáticas entre México, Canadá y Estados Unidos se han intensificado tras el anuncio de nuevos aranceles por parte del presidente electo Donald Trump. Los temas de migración, el T-MEC y la crisis de fentanilo han protagonizado un conflicto trilateral que involucra a los gobiernos de Claudia Sheinbaum, Justin Trudeau y el futuro mandatario estadounidense.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, criticó la inclusión de México en las mismas sanciones arancelarias impuestas a Canadá, argumentando que ambos países enfrentan realidades económicas y sociales distintas. El jefe de gobierno de Ontario, Doug Ford, respaldó esta postura al calificar como un “insulto” la comparación entre Canadá y México, instando a adoptar medidas más estrictas en la frontera con Estados Unidos.
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió a las críticas señalando que cada nación enfrenta desafíos propios. Subrayó la importancia de respetar las relaciones bilaterales y cuestionó la actitud canadiense, sugiriendo que el país norteamericano debería priorizar la solución de problemas internos como la crisis de fentanilo.
Según un informe de Medscape, las muertes por opioides sintéticos como el fentanilo han aumentado de 2,831 a más de 8,000 en los últimos nueve años en Canadá, lo que evidencia una crisis de salud pública. Las autoridades de ese país han implementado operativos significativos, como el desmantelamiento de un laboratorio que contenía 95.5 millones de dosis de fentanilo, considerado el más grande de su historia.
A pesar de las declaraciones de Sheinbaum, Trudeau no ha respondido oficialmente a los comentarios de México sobre el fentanilo, aunque las tensiones entre ambos países persisten.Las críticas canadienses también apuntan a un posible replanteamiento del T-MEC, poniendo en duda la posición de México dentro del acuerdo trilateral. Mientras tanto, en la reciente cumbre del G20, ambos países reiteraron su intención de mantener la cooperación bilateral, aunque las diferencias sobre los aranceles y otros temas clave dificultan un consenso inmediato.
Este escenario refleja un desafío diplomático para las tres naciones, con implicaciones económicas, sociales y políticas que podrían redefinir sus relaciones en los próximos años.
