Ubicado en el corazón de la Ciudad de México, el Mercado de Medellín, en la colonia Roma Norte, se transforma durante la temporada navideña en un crisol de tradiciones y sabores que unen a Venezuela y Colombia, dos países hermanos.
Entre los pasillos del mercado, consumidores se congregan en busca de los ingredientes esenciales para preparar los platillos típicos de estas fechas. Para los venezolanos, la cena del 24 de diciembre tiene como estrella la hallaca, una preparación similar al tamal mexicano, hecha con masa de harina de maíz rellena de un guiso elaborado con carne de res, cerdo y pollo, envuelta en hojas de plátano.
Alfonso Mendoza, locatario con más de 20 años en el mercado, ofrece los ingredientes necesarios para esta tradición culinaria. Según explica, el guiso incluye pasas, aceitunas, alcaparras y especias que le otorgan un sabor único.
Por su parte, los colombianos residentes en México optan por el lechón, carnes frías y una salsa de ciruelas como plato principal. Andrés Moreno, uno de los visitantes, comparte que la mesa colombiana también incluye buñuelos, natilla y tamales con arroz, carne, huevo, papas y verduras, reflejando una preparación más rica en ingredientes en comparación con los tamales mexicanos.
El Mercado de Medellín no solo ofrece estos sabores tradicionales, sino que también se convierte en un punto de encuentro donde las culturas latinoamericanas celebran la Navidad con calidez y unión. Más allá de los platillos, estas festividades son un recordatorio de los lazos que unen a las familias y a las comunidades a través de la comida y las tradiciones compartidas.