El inicio de 2025 trae consigo grandes expectativas para Puebla, un estado que enfrenta un periodo intenso y prometedor. Con el arranque de un nuevo gobierno estatal encabezado por Armenta Mier, las esperanzas están puestas en consolidar lo logrado por las administraciones Barbosa-Salomón. Sin embargo, no será una tarea sencilla, ya que los retos para profundizar los avances serán considerables.
Entre los primeros anuncios del gobernador destaca la implementación de incentivos fiscales orientados a fortalecer la economía, proteger a los sectores vulnerables y fomentar la sostenibilidad ambiental. También resalta el ambicioso proyecto de saneamiento del río Atoyac, una iniciativa a largo plazo que difícilmente se verá concluida este año.
El panorama político en Puebla presenta una oposición debilitada, lo que podría facilitar el camino para el desarrollo de políticas públicas, pero también encierra riesgos. La falta de contrapesos podría derivar en excesos de confianza y la desconexión con sectores críticos de la población. La evaluación inicial de esta gestión comenzará a vislumbrarse al cumplir los primeros cien días de gobierno.
A pesar de su fuerte respaldo nacional, Morena enfrenta el desafío de mantener una postura humilde y evitar caer en actitudes triunfalistas. Con nuevos actores políticos en el horizonte, como la derecha radical liderada por Eduardo Verástegui y sectores de la izquierda socialista, el gobierno estatal tiene la oportunidad de marcar la diferencia, siempre y cuando reconozca que su principal limitante radica en su propia capacidad de ejecución.
