La desconfianza en los servidores públicos es un sentimiento generalizado en México. Desde gobernantes y diputados hasta policías y empleados administrativos, estos funcionarios han sido objeto de críticas constantes debido a su desempeño y la percepción de corrupción.
Según el Censo Nacional de Gobiernos Estatales 2023, la entidad ocupó el segundo lugar con más servidores públicos denunciados, acumulando 106 casos, principalmente por contratos irregulares. La percepción de corrupción también afecta a las fuerzas del orden: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública, solo 54.4% de los poblanos confía en la policía estatal y 45.6% en la municipal.
Para Juan Pablo Aranda, director de Formación Humanista en la UPAEP, el problema no solo recae en el gobierno, sino también en la sociedad:
“Seguimos siendo uno de los países con mayor índice de corrupción. No podemos excluir a la sociedad de este problema”.
La educación cívica, sostiene Aranda, es clave para combatir la corrupción:
“La democracia se enseña, no es algo que simplemente surge. Hemos claudicado en México en impartir una educación verdaderamente cívica.”
Si bien la corrupción parece un problema estructural, la formación en valores y el fortalecimiento de la educación podrían ser la vía para recuperar la confianza en las instituciones.