El mundo del boxeo se prepara para uno de los combates más esperados de los últimos años: Saúl “Canelo” Álvarez y Terence “Bud” Crawford se enfrentarán el próximo mes de septiembre en un duelo de campeones indiscutidos. Más allá del atractivo mediático que genera el enfrentamiento entre dos de los mejores libra por libra de la última década, el factor determinante será la diferencia de peso y su impacto en el desempeño del estadounidense.
Crawford, quien recientemente ascendió al peso superwélter para conquistar su cuarto título mundial ante Israil Madrimov, deberá ahora dar un salto aún mayor hasta la división de los supermedianos. Su victoria en agosto dejó algunas dudas, ya que sintió la pegada de su rival y mostró cierta vulnerabilidad en la nueva categoría. Enfrentar a Canelo sin un combate de adaptación podría ser un riesgo significativo, pero Crawford confía en su técnica, velocidad y coeficiente boxístico para compensar la diferencia de masa muscular.
Si bien la narrativa dominante sugiere que Crawford enfrentará una montaña física en Canelo, los números cuentan una historia diferente. En términos de altura (1,73 m vs. 1,71 m) y envergadura (1,88 m vs. 1,79 m), el estadounidense tiene la ventaja. Sin embargo, el factor clave será la manera en que su cuerpo asimile el aumento de peso sin sacrificar velocidad, resistencia y explosividad. Álvarez, por su parte, ha demostrado que su poder de golpeo es más efectivo contra rivales que no han competido regularmente en las 168 libras.
A pesar de su impresionante récord y dominio en múltiples divisiones, Crawford ha adoptado el rol de ‘underdog’ para este enfrentamiento. En una entrevista con The Ring, el de Omaha expresó su indiferencia ante las dudas sobre su capacidad para imponerse en esta nueva categoría. “Durante toda mi carrera han dicho que soy demasiado pequeño, que mis rivales son más fuertes o que no tengo quijada. Siempre lo he demostrado en el ring, y esta vez no será diferente”, afirmó.
En otra conversación con Manouk Akopyan, Crawford dejó claro que su estrategia no se basa en el nocaut, sino en la victoria táctica. “No tengo que detener a Canelo, solo tengo que vencerlo. No lo buscaré, pero si conecto un golpe que no vea venir, definitivamente lo sentirá”, aseguró.
Históricamente, los boxeadores que han dado un salto de peso tan significativo han tenido dificultades para mantener su efectividad. Sin peleas previas en el peso supermediano, Crawford tendrá que demostrar una capacidad de adaptación poco común. Su inteligencia en el ring, combinada con su precisión y ritmo, serán esenciales para contrarrestar la presión de Álvarez.
Canelo, por su parte, buscará imponer su poder y experiencia en la categoría para frustrar cualquier intento de Crawford por manejar la distancia y el ritmo del combate. Con un estilo que castiga el cuerpo y desgasta progresivamente a sus oponentes, el tapatío tratará de llevar la pelea a los terrenos donde su pegada pueda marcar la diferencia. Crawford, en cambio, deberá apostar por el boxeo técnico, el movimiento lateral y los contragolpes para evitar caer en el terreno que más favorece al campeón mexicano.
El enfrentamiento entre Álvarez y Crawford es, sin duda, un choque de estilos y estrategias, donde la incógnita principal radica en si el estadounidense podrá trasladar su dominio en divisiones menores a una categoría donde el poder de pegada y la resistencia física juegan un papel aún más determinante. La respuesta llegará en septiembre, cuando el mundo del boxeo sea testigo de un duelo que promete marcar un antes y un después en la historia de este deporte.