El pasado 9 de noviembre, el bar Los Cantaritos, ubicado en el centro de Querétaro, fue escenario de un ataque armado que cobró la vida de diez personas. Según las primeras investigaciones, el ataque estaba dirigido a un supuesto integrante del crimen organizado, identificado por fuentes extraoficiales como Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, quien presuntamente tenía vínculos con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y actividades de huachicoleo.
En apenas unos segundos, cuatro atacantes armados irrumpieron en el lugar, sometieron al personal de seguridad y descargaron ráfagas de disparos, causando la muerte de diez personas, identificadas como Rodrigo García, Giovanni Arellano, Diego Tapia, Carlos Gómez, Jesús Alberto Arteaga, Fátima Ramos, Berenice López, Angie Ascencio, Arturo Velazco y Fernando González Núñez.
La presidenta Claudia Sheinbaum comentó escuetamente en su conferencia matutina del 11 de noviembre que el ataque tenía como objetivo específico a una persona. En tanto, el alcalde Felipe Fernando Macías calificó el incidente como un “ataque dirigido a delincuentes”, y el gobernador Mauricio Kuri González informó sobre la coordinación con autoridades federales, incluida la colaboración de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana Federal, para esclarecer los hechos.
Tras el ataque, los agresores abandonaron e incendiaron el vehículo utilizado en el municipio de El Marqués, donde una persona fue detenida por su presunta relación con el atentado, aunque no se revelaron detalles sobre su identidad. Asimismo, el secretario de Gobierno estatal, Carlos Alcaraz, informó que trece personas resultaron heridas, de las cuales siete son mujeres y cinco hombres; una persona adicional solicitó que no se divulgaran datos sobre su identidad o condición médica.