La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) enfrenta una afluencia sin precedentes de migrantes provenientes de Venezuela, Cuba y diversas naciones centroamericanas, quienes buscan regularizar su situación en México. Las oficinas de Naucalpan, en el Estado de México, así como las sedes de la frontera sur, particularmente en Tapachula, Chiapas, han sido rebasadas por la creciente demanda de solicitudes de refugio.
De acuerdo con reportes preliminares, al menos 1,500 personas acuden diariamente a la Comar con la intención de obtener un certificado de estancia legal que les permita residir y trabajar en territorio mexicano. Esta situación ha generado largas filas y extendido los tiempos de espera hasta el 5 de marzo debido a la saturación de los trámites.
La crisis migratoria se intensificó tras el reciente anuncio del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre nuevas medidas para restringir el acceso de migrantes a su país. Entre las disposiciones destacan deportaciones masivas, el despliegue de fuerzas militares en la frontera y la eliminación de la aplicación ‘CBP One’ de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, herramienta clave para solicitar asilo desde México.
Ante este panorama, muchos migrantes han optado por permanecer en México, aunque enfrentan condiciones precarias. La cubana Jaqueline Alfonso, quien lleva dos meses varada en Tapachula, declaró a la agencia EFE que no ha recibido respuesta de la Comar. “No vine con la intención de ir a Estados Unidos, quiero hacer mi vida en México, pero el retraso en los trámites me preocupa”, expresó.
Las instalaciones de la Comar en Tapachula se encuentran tan saturadas que algunas personas han sido enviadas a otras sedes, como las de la Ciudad de México. Mientras tanto, elementos de la Guardia Nacional han sido desplegados para controlar las aglomeraciones, en medio de un clima tenso con empujones y protestas por la falta de atención oportuna.
La crisis migratoria en México continúa agravándose, con miles de personas varadas en la incertidumbre, en un contexto de bajas temperaturas y falta de condiciones dignas para su estancia mientras esperan una resolución a sus solicitudes de refugio.