A un mes y medio de haber terminado su mandato, el expresidente Andrés Manuel López Obrador sigue siendo objeto de fuertes críticas por su estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, la cual ha sido señalada por varios sectores de la sociedad, incluidos líderes eclesiásticos y funcionarios internacionales.
El nuevo presidente del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, hizo un llamado a la reflexión sobre la política de seguridad implementada durante los seis años del gobierno de López Obrador. Durante su intervención en la 117 Asamblea Plenaria de Obispos, el líder religioso manifestó que en su momento le habían solicitado al presidente reconsiderar su estrategia, señalando que “los abrazos y no balazos no daban resultado”. En su opinión, “la historia va a juzgar” el impacto de estas decisiones a lo largo del tiempo, mientras que el Episcopado expresó su preocupación por los efectos de la violencia, el crimen organizado, la impunidad y la crisis social en varias regiones del país.
En un comunicado posterior, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) destacó el sufrimiento de las comunidades afectadas por lo que denominaron “la cultura de la muerte”, citando específicamente los asesinatos y desapariciones de personas, como el reciente caso del sacerdote Marcelo Pérez. La CEM también subrayó la crisis en diversas instituciones y los problemas relacionados con la pobreza y el deterioro ambiental.
Este tipo de críticas se suman a las que ya había recibido AMLO desde otros frentes, como la del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien el 13 de noviembre acusó al expresidente de haber cerrado la puerta a una propuesta de inversión de más de 32 millones de dólares destinada a mejorar la seguridad en el país. Salazar criticó fuertemente la estrategia de “abrazos, no balazos” y señaló que mientras López Obrador afirmaba que todo estaba bien en México, la realidad era otra, con un aumento en la violencia y las muertes en varias regiones del país.
El diplomático de EE. UU. también destacó que, aunque la prevención de la violencia es crucial, la estrategia debe ir acompañada del cumplimiento de la ley, un aspecto que consideró descuidado durante la administración de AMLO. La crítica de Salazar resalta la creciente preocupación internacional sobre la situación de seguridad en México, una situación que sigue siendo una de las principales prioridades para el nuevo gobierno.
Mientras tanto, el Episcopado Mexicano sigue pidiendo un enfoque más eficaz y equilibrado para abordar la inseguridad, invitando al nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum a tomar en cuenta estos señalamientos para mejorar la seguridad pública y garantizar la paz en el país.