El Club Puebla cerró el Apertura 2024 con más dudas que certezas, especialmente en cuanto a sus refuerzos y gestión de extranjeros, lo que refleja una administración deportiva que no ha estado a la altura de las expectativas.
De los siete fichajes realizados para esta temporada, solo cuatro cumplieron con su papel en la cancha. Nombres como Miguel “Wacho” Jiménez, quien llegó para disputar la titularidad en la portería, o Raúl Castillo, que destacó en el medio campo, mostraron destellos positivos. Sin embargo, refuerzos como Rafael Durán, Jair González y Jorge Rodríguez acumularon apenas 531 minutos en conjunto, un rendimiento que evidencia la desconexión entre la planeación y la realidad.
En el apartado de internacionales, el Club Puebla tuvo nueve jugadores extranjeros, de los cuales solo cinco marcaron alguna diferencia en el torneo. El caso del zaguero Gastón Silva es emblemático: descartado por el técnico José Manuel “Chepo” de la Torre desde el inicio, el club sigue pagándole hasta el término de su contrato en 2025, sin que haya disputado un solo minuto.
Otro problema es la inconsistencia. Jugadores como Sebastián Olmedo y Kevin Velasco, que comenzaron con buen desempeño, desaparecieron de las alineaciones en el último mes del torneo. Mientras tanto, Lucas Cavallini, el goleador del equipo, estuvo fuera toda la temporada por lesión.
A pesar de sumar más puntos que en el Clausura 2024, el equipo no logró mejorar su posición en la tabla de cocientes, lo que lo coloca en zona de multa por un monto de 40 millones de pesos. Esta cifra representa el 6.5% del valor total de la plantilla, estimado en 613 millones de pesos, según Transfermarkt.
Con un presupuesto austero, las decisiones erróneas en fichajes y la gestión de recursos han dejado al equipo camotero al borde del abismo. De cara al Clausura 2025, el Club Puebla enfrenta el reto de replantear su estrategia para dejar de depender de la suerte y apostar por una administración inteligente y efectiva.