Por: Ing. Julián Romero Tehuitzil
Dentro de las celebraciones más importantes en nuestro país, destacan las dedicadas a los muertos, las cuales son:
De Todos los Santos y los Fieles Difuntos, como resultado de la unión de dos tradiciones culturales: la indígena y la española.
En la mayor parte del país estos festejos coinciden con el fin del ciclo agrícola de varios productos como el maíz o la calabaza, se puede decir que es una época de abundancia en relación a las creencias de muchos agricultores.
La tradición prehispánica nos señala que en el ritual indígena Náhuatl existían dos festejos dedicadas al culto a los muertos:
La fiesta de los muertecitos (Miccailhuitontli) que se conmemoraba en el noveno mes del calendario nahua y era equivalente a agosto del año cristiano y la fiesta de los muertos mayores, que se celebraba en el décimo mes.
Dos Tipos de Ofrenda:.
En la época prehispánica, el altar a la muerte tenía el nombre de Tzompantli, ese día estaba dedicado a la diosa Coatlicue (Madre de los dioses), la que todo lo hace y deshace.
En ese tiempo se colocaba un altar en forma de pirámide el cual era cubierto con papel teñido de diferentes colores, en el primer nivel colocaban la imagen de ella y en el segundo nivel comida, flores y se quemaba copal en pequeñas vasijas de barro, en el tercer nivel se colocaban flores y follaje.
Con la llegada de los españoles y el cristianismo, estas costumbres funerarias sufren modificaciones definiendo al individuo como un ser integral en cuerpo y alma, por lo que los altares también cambian con esta nueva concepción religiosa; con ella encontramos imágenes de santos, Cristo, cruces, velas, objetos y alimentos que no existían en América, por ello los actuales altares son una combinación de esa mezcla cultural.
En algunos altares de tres niveles el concepto original cambia al simbolismo del padre, hijo y espíritu santo; en ellos encontramos:
fotografías del difunto, objetos personales del mismo, así como alimentos y bebidas que disfrutaba en vida.
Las velas colocadas en la ofrenda significan los siete pecados capitales y las veladoras sirven para guiar al difunto a su destino; la flor de cempazúchitl de vivos tonos de color amarillo, es la tradicional flor de muertos y denota la fuerza de la luz del sol, sirve de guía a los espíritus de los difuntos que vienen de ‘visita’ los dos primeros días de noviembre.
Las naranjas y algunas otras frutas de la estación significan la libertad que la muerte da, el color morado se usa en señal de duelo, el camino de flores y follajes es para que el alma del difunto pase por ahí; las velas y veladoras alumbrarán el camino y el copal purificará el ambiente y alejará a los malos espíritus.
El día primero de noviembre se llama también ‘Día de los Angelitos’, (De Todos los Santos) y según la creencia religiosa, ese día regresan las almas de los niños muertos a las que fueron sus casas.
El día dos llegan las de los difuntos adultos y el día tres, los familiares se comen los alimentos de la ofrenda, rezan y quitan el altar.
Actualmente, existen en México diversos tipos de ofrenda a altares para los muertos, a continuación se describen algunos elementos que normalmente se incluyen en una ofrenda:
- Papel de china picado de color morado. (Luto cristiano)
- Papel picado de color naranja. (Luto azteca)
- Flores de cempazúchitl. (Del náhuatl: Flor de 20 pétalos)
- Cuatro velas indicando los puntos cardinales
- Incienso o copal para alejar a los malos espíritus
- Cruz de ceniza para purificar al espíritu del muerto
- Jarra o vasos con agua para saciar la sed de la fatiga del camino
- Fotografías de los difuntos
- Comida que le gustaba al fallecido
- Pertenencias apreciadas por muerto
- Tequila, agua o la bebida favorita del muerto
- Cuatro banderas de papel picado ensartadas en naranjas
- Pan de muerto y fruta
- Calaveritas de azúcar, chocolate o dulces regionales.