Envío de Fuerzas Especiales a Sinaloa Desata Preocupación por Repetición de la Historia

A un mes del conflicto armado entre Los Chapitos y El Mayito Flaco, un contingente de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano ha llegado a Culiacán, Sinaloa, para reforzar las labores de seguridad en la región. Este despliegue se realiza en el contexto de un aumento significativo de la violencia y la inestabilidad, a raíz de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada. Sin embargo, el periodista Jesús Lemus ha expresado su preocupación, sugiriendo que la situación podría derivar en un escenario similar al surgimiento de Los Zetas a finales de la década de 2000.

Lemus recuerda cómo, en 2008, Arturo Guzmán Decena, conocido como El Z-1, logró convencer a miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) para unirse al Cártel del Golfo, lo que dio lugar a la creación de Los Zetas, uno de los cárteles más violentos en la historia de México. “Todo esto que estamos viviendo ahorita es una historia que ya vivimos y queremos repetir”, comentó el periodista en una entrevista, destacando el riesgo de que la militarización del conflicto genere nuevas agrupaciones criminales.

Contexto del Despliegue Militar

El envío de militares a Sinaloa sigue a una reunión entre el gobernador Rubén Rocha Moya, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Participación Ciudadana, y el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Ricardo Trevilla Trejo. Además, se anticipa la llegada de más elementos de la Guardia Nacional en los próximos días.

La violencia en Sinaloa ha sido alarmante, con 278 personas desaparecidas y 187 homicidios dolosos reportados entre el 9 de septiembre y el 9 de octubre. Esta escalada de violencia ha llevado al gabinete de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum a incluir Sinaloa en su agenda prioritaria, a pesar de que la mandataria ha minimizado la situación al compararla con otros estados.

Riesgos de la Militarización y Reacción del Narco

Jesús Lemus enfatiza que la intervención de fuerzas militares de élite podría resultar contraproducente. “Las élites en el poder parecen no entender que esto ya lo pasamos. No funcionó e insisten en volver a ello”, afirma. Además, advierte que el narcotráfico posee un “increíble poder de convencimiento”, y cualquier deserción de un miembro de las Fuerzas Especiales podría significar la entrega de valiosos conocimientos al crimen organizado.

El periodista concluye que el riesgo de que se repita la historia es alto, sugiriendo que el envío de Fuerzas Especiales podría servir más como una herramienta para actualizar al narcotráfico que para combatirlo. En este sentido, señala que los elementos del narcotráfico podrían beneficiarse de la experiencia militar, adquiriendo tácticas de combate, infiltración e inteligencia.

La situación en Sinaloa plantea serios desafíos para el gobierno mexicano y su estrategia de seguridad. La intervención militar, aunque necesaria en algunos contextos, debe ser manejada con precaución para evitar la creación de nuevos cárteles o el fortalecimiento de los existentes. La historia reciente del país ofrece lecciones valiosas sobre las dinámicas del poder y la violencia que deben ser consideradas para evitar que se repitan los errores del pasado.

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