Ubicada al norte de la ciudad de Puebla, la junta auxiliar de La Resurrección ha logrado un hito significativo: su reconocimiento oficial como pueblo indígena en el Catálogo de Pueblos y Comunidades Indígenas de México. Este logro representa la culminación de años de esfuerzo por preservar y validar su identidad cultural en medio de la expansión urbana.
A pesar de su proximidad al centro urbano, La Resurrección ha conservado una herencia cultural rica, reflejada en el uso cotidiano del náhuatl, la práctica de tradiciones agrícolas ancestrales y un fuerte vínculo con su territorio, que incluye un sitio arqueológico de relevancia histórica. Este reconocimiento permite a la comunidad acceder a recursos y programas para fortalecer sus tradiciones, lengua y cultura.
Desde 2019, los habitantes enfrentaron desafíos para ser incluidos en el registro del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Las dudas sobre su elegibilidad, basadas en su cercanía con la capital, fueron superadas gracias a la labor de activistas como Griselda Cuatlaxahue, quien se capacitó en derechos indígenas y presentó pruebas históricas, como mapas y registros.
En septiembre de 2024, La Resurrección fue reconocida oficialmente, marcando un precedente para otras comunidades urbanas con raíces indígenas. Este reconocimiento reafirma que la identidad indígena no se limita a contextos rurales, sino que trasciende a través de la autoidentificación, la lengua y las costumbres.
El reconocimiento permite a La Resurrección gestionar recursos de manera directa, fortalecer su sistema educativo bilingüe y preservar su patrimonio cultural. Además, destaca la importancia de valorar las comunidades indígenas como actores vivos que enriquecen la diversidad cultural del país.
Este caso invita a reflexionar sobre la definición contemporánea de los pueblos originarios, subrayando que la modernidad no debe ser un impedimento para preservar las raíces culturales que conectan el pasado con el presente.