Maíz transgénico: la batalla comercial y ambiental entre México y Estados Unidos

El maíz transgénico se ha convertido en un tema de controversia en México debido a las tensiones comerciales con Estados Unidos y Canadá, quienes buscan imponer su uso en el país a través del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Este maíz, modificado genéticamente para resistir plagas, tolerar herbicidas y aumentar el rendimiento, representa más del 90% de la producción de maíz en Estados Unidos, donde se ha convertido en un pilar fundamental de su economía agrícola.

Impacto en la economía de EE. UU.

Las modificaciones genéticas del maíz transgénico permiten mayores rendimientos, reduciendo las pérdidas por plagas y condiciones climáticas adversas, lo que fortalece la posición de EE. UU. como líder mundial en exportaciones de maíz. Además, la resistencia a plagas y enfermedades reduce los costos de producción, lo que genera mayores márgenes de ganancia para los agricultores. Empresas como Bayer-Monsanto, que dominan el mercado de semillas modificadas, también se benefician de la dependencia de los productores de estos insumos.

La presión de EE. UU. sobre México

México, principal comprador del maíz estadounidense, enfrenta presiones comerciales para no limitar las importaciones de este producto. A través del T-MEC, Estados Unidos ha abogado por la eliminación de restricciones al comercio agrícola, argumentando que las medidas adoptadas por el gobierno mexicano, que incluyen la prohibición del maíz transgénico para consumo humano, violan los principios del tratado. Esto ha desatado una serie de tensiones entre ambos países, con México defendiendo su derecho a proteger su biodiversidad y soberanía alimentaria.

Resistencia y postura mexicana

México, como cuna del maíz, ha expresado su preocupación por los efectos del maíz transgénico en su biodiversidad, salud pública y soberanía alimentaria. El gobierno mexicano ha propuesto limitar la importación de este maíz y promover la producción nacional, aunque la disputa con Estados Unidos sobre este tema se intensificó después de un fallo reciente del panel del T-MEC, que favoreció a EE. UU. y Canadá.

El fallo, que considera que las medidas mexicanas carecen de base científica adecuada, refuerza la presión sobre México para alinear sus políticas con las disposiciones del tratado. Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum ha asegurado que su gobierno luchará para revertir esta resolución, y en febrero de 2024, se espera que el Congreso de la Unión legisle para prohibir la siembra de maíz transgénico en el país, en defensa de la biodiversidad mexicana.

El futuro del maíz mexicano

El debate sobre el maíz transgénico es crucial no solo por sus implicaciones comerciales, sino por los efectos que podría tener en el futuro de la agricultura mexicana. El gobierno federal se ha comprometido a proteger las variedades nativas de maíz y garantizar la seguridad alimentaria del país, mientras que las grandes corporaciones de biotecnología continúan defendiendo la expansión de sus productos modificados genéticamente.

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