¡POR FIN DESPERTASTE, ACUEXCOMAC!
Al llegar a la presidencia pude ver algunas personas ya reunidas sentadas en el borde de las banquetas, recargadas sobre la pared, paradas en medio del patio. El sol de la tarde presagiaba un momento añorado por muchos de nuestros habitantes a lo largo de los años. Las cadenas de televisión y periodistas que llegaron en esos momentos, empezaron a indagar y a hacer preguntas. ¿Por qué estábamos reunidos?, alguien contestó “por que no tenemos agua” otro periodista se acercó y con esa ansia de noticia inquirió: ¿Es cierto qué van a cerrar las válvulas del agua que se suministra a la ciudad de Puebla?, todos los que estábamos cerca contestamos como sí pensáramos lo mismo, como si fuéramos una sola voz “¡aún no lo sabemos!”.
Minutos después empezó la asamblea, nos leyeron un documento sobre las peticiones hechas por los integrantes de la comisión “Pro defensa del agua”, todos escuchábamos con atención, conteníamos la respiración pera poder estar atentos y que nada se nos escapara. El orador temblaba y pronunciaba con muchas pausas su discurso. Al final nos dijo, que las autoridades gubernamentales, habían hecho caso omiso a lo que ellos habían demandado en el documento. Fue entonces cuando el clamor de los ciudadanos se hizo inmenso, y con una sola voz gritamos, “pues si no quieren dialogar es momento de apagar los pozos”.
Con decisión firme nos dirigimos hacia cada uno de los pozos, caminábamos con tal orgullo que parecía que por fin hacíamos algo importante en nuestro pueblo. Era como quitarse el miedo a emprender algo. El pueblo marchaba con altivez y con ánimo hacia una causa justa. Ya no importaba nada, por fin nos sentíamos con ese arrojo de luchar por lo que es nuestro.
Al llegar al primer pozo, me recordó la lucha de tantos pueblos en el mundo, de tantas injusticias, de tantos atropellos de tanta indignación. El pueblo dictaba la sentencia, y procedía a ejecutar a su primera víctima, varios hombres se arremolinaron alrededor del transformador del primer pozo y empezaron a desconectarlo. La revolución francesa inició con la toma de la Bastilla y con la ejecución de María Antonieta y de los nobles. Nosotros habíamos ejecutado a nuestra primera víctima e íbamos por los demás.
El hambre de justicia nos invadía en esos momentos y alguien tenía que pagar, “si Acuexcomac no tiene agua, pues tampoco Puebla gritábamos”. La gente se esparcía por todo el camino, mientras caminábamos hacia el segundo pozo. Mujeres y hombres unidos en la misma lucha, al fin estábamos en el mismo camino. Ya en el pozo, vi a una mujer dirigirse hacia donde estaban las personas que se disponían a desconectar el transformador, con tono enérgico dijo: vine a luchar por el agua déjenme ayudarles, por que nosotras también podemos, y el pueblo le agradeció con un estruendoso aplauso.
El clamor de Acuexcomac se hizo más fuerte cuando regresamos a la presidencia, jamás en la vida había visto a todo el pueblo reunido. La obscuridad se hacía presente, pero la luz de la causa iluminaba y resplandecía en contra de todo lo que se le opusiera. El grito de que ya no queremos nada, sólo que nos regresen lo que es nuestro se hizo más potente. Y estamos esperando a que mañana sigamos por el mismo rumbo…
Autor: Emilio Azkatl