La escalada de violencia en México alcanzó nuevos niveles este fin de semana con tres masacres que dejaron un saldo de al menos 22 personas fallecidas y un número indeterminado de heridos en distintas regiones del país. Los ataques se registraron en Guanajuato, Quintana Roo y Morelos, estados que enfrentan un creciente desafío ante la acción de grupos armados.
En Apaseo el Grande, Guanajuato, un comando armado atacó a comerciantes y clientes en una zona de venta de dulces típicos, dejando nueve muertos, entre ellos dos bomberos y un paramédico. Horas después, en el mismo municipio, un campo de béisbol fue escenario de otro ataque, con saldo de un fallecido y cuatro heridos.
En Cancún, Quintana Roo, seis personas fueron asesinadas en diferentes actos de violencia, entre ellos, dos menores de edad. Según la Fiscalía General del estado, algunos de los incidentes están relacionados con actividades de narcomenudeo.
Por su parte, en Jiutepec, Morelos, siete jóvenes murieron y una menor resultó herida tras un ataque en una bodega señalada como punto de venta de drogas. Las autoridades justificaron la violencia al referirse al lugar como una “piquera”, mientras la comunidad exige justicia y medidas más firmes contra la delincuencia.
A pesar de la viralización de videos sobre los hechos, hasta el momento no se reportan detenciones significativas. La situación evidencia una crisis de seguridad que requiere atención inmediata por parte de las autoridades para evitar que la violencia siga marcando el día a día de los ciudadanos.